Esta actividad consiste en comentar los rasgos de la personalidad y las competencias que, en nuestra opinión, debe mostrar un buen tutor.
En primer lugar las cualidades básicas de un buen tutor deben ser:
- Muchas ganas de ayudar a los alumnos a resolver todo tipo de problemas (académicos y personales)
- Capacidad de empatía con los alumnos
- Buen humor para crear un buen ambiente.
- Asesorarles siempre que lo necesiten, sobre todo en asuntos académicos, pero también en temas personales si piden su ayuda.
- Mucha paciencia (igual que para el resto de profesores)
- Comprensión de los problemas y dificultades que puedan tener sus alumnos.
- Ser una persona amable y cercana para que los alumnos sientan que pueden acercarse a su tutor/a para solucionar problemas o pedir consejo.
- Saber escuchar.
- Interés por todo lo que sucede en el aula y en la vida de sus alumnos.
- Entusiasmo y vocación por su trabajo.
En cuanto a las competencias, estas son algunas de las que debe realizar:
- Conocer a todos los alumnos individualmente y al grupo de clase en general.
- Ayudar a crear un buen ambiente entre su grupo de clase (para lo cual pueden ser muy útiles actividades grupales como las excursiones).
- Ayudar a resolver conflictos generados entre los alumnos o entre alumnos con otros profesores.
- Colaborar en el diseño de las adaptaciones curriculares cuando sean necesarias.
- Motivar y apoyar a los alumnos para que intenten rendir al máximo en clase y tratar de evitar que abandonen sus estudios demasiado pronto.
- Atender las quejas, sugerencias y problemas que los alumnos le presenten.
- Contactar y hablar con los padres y madres de alumnos, especialmente cuando surgen problemas.
- Seguimiento de los progresos y dificultades de cada alumno en particular.
En resumen, podríamos decir que un buen tutor debe preocuparse por todos los problemas que tengan sus alumnos y tratar de ayudar a solucionarlos lo antes posible, en especial en el ámbito académico, pero sin olvidar que sus problemas exteriores también repercuten en su rendimiento académico y que por ello, hay que tenerlos en cuenta. Además las tareas que le corresponden, no debe hacerlas de forma obligada (o no hacerlas, como ocurre en muchos casos), si no que deberían ser algo por lo que el tutor o tutora tenga un gran interés y entusiasmo por realizarlas lo mejor posible.
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