sábado, 11 de octubre de 2014

Actividad 4: Funciones docentes y "Un pulso al fracaso"

El documental "Un pulso al fracaso" muestra cómo trabajan en un centro educativo donde reciben alumnos que han "fracasado" en el sistema educativo institucional. Sus alumnos son estudiantes conflictivos que no alcanzaban el nivel mínimo exigido y que por ello, habían abandonado sus estudios. En este centro dan una segunda oportunidad a este tipo de jóvenes tratando de darles una educación básica y enseñarles un oficio, pero sobretodo tratan de formarles como personas para que puedan tener una integración total en la sociedad. 

En este vídeo podemos ver un papel de los profesores muy diferente al que vemos en las aulas tradicionales: su función principal es orientar y ayudar a los alumnos para que den lo mejor de sí mismos mientras que la importancia de los contenidos académicos pasa a un segundo plano. De esta forma, consiguen entenderse con los alumnos a pesar de ser muy problemáticos y logran no sólo que aprendan ciertos contenidos y una formación para algunos oficios, sino también una gran mejora en su comportamiento que les permite integrarse en sociedad. 

En las últimas leyes de educación las tareas de orientación a los alumnos también están recogidas entre las   las funciones del profesorado que son las siguientes (LOE y LOMCE, artículo 91): 

a) La programación y la enseñanza de las áreas, materias y módulos que tengan encomendados.
b) La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado, así como la evaluación de los procesos de enseñanza.
c) La tutoría de los alumnos, la dirección y la orientación de su aprendizaje y el apoyo en su proceso educativo, en colaboración con las familias.
d) La orientación educativa, académica y profesional de los alumnos, en colaboración, en su caso, con los servicios o departamentos especializados.
e) La atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del alumnado.
f) La promoción, organización y participación en las actividades complementarias, dentro o fuera del recinto educativo, programadas por los centros.
g) La contribución a que las actividades del centro se desarrollen en un clima de respeto, de tolerancia, de participación y de libertad para fomentar en los alumnos los valores de la ciudadanía democrática.
h) La información periódica a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas, así como la orientación para su cooperación en el mismo.
i) La coordinación de las actividades docentes, de gestión y de dirección que les sean encomendadas.
j) La participación en la actividad general del centro.
k) La participación en los planes de evaluación que determinen las Administraciones educativas o los propios centros.
l) La investigación, la experimentación y la mejora continua de los procesos de enseñanza correspondiente.

Como se puede observar, entre las funciones del docente también se encuentran la tutoría, orientación, y atención al desarrollo afectivo, social y moral del alumnado y parecen tener más o menos la misma relevancia que las tareas relacionadas con la enseñanza de conocimientos académicos. Sin embargo, en la realidad, estas funciones cobran un papel secundario: hay una hora de tutoría grupal a la semana en la cual muchas veces, ni siquiera se realizan actividades que ayuden a los alumnos a desarrollarse personalmente; el desarrollo intelectual del alumno es mucho más importante que el afectivo o social; en las evaluaciones solo puntúa el conocimiento de los alumnos en el momento del examen sin tener en cuenta la evolución de su aprendizaje, etc.

Aunque el currículo académico y el desarrollo intelectual de los alumnos es muy importante, tal vez habría que dar más importancia a las funciones orientativas y de atención al desarrollo personal del alumno en los centros educativos. Así, podrían conseguirse más progresos como los que se ven en el documental "Un pulso al fracaso". Sin embargo, la mayoría de docentes no están preparados para este tipo de funciones, sobretodo cuando los alumnos son conflictivos. Esta difícil tarea debería ser compartida por expertos en pedagogía y/o psicología (que muchas veces no hay suficientes en los centros), por las familias y otros miembros del entorno de los adolescentes. El objetivo final debería ser reducir al mínimo el número de alumnos que fracasan en el sistema, y para ello, lo principal es colaborar para formarles primero como personas y en segundo lugar, como estudiantes de unas determinadas materias ya que no solo hay que educar en conocimientos, sino también en valores.






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